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Mostrando entradas de febrero, 2014

¿Qué hacer con los mediocres? -Revista El Malpensante

  Gabriel Zaid Que a uno lo llamen “mediocre” es un insulto, sin duda, pero lo crucial es saber qué sentidos se ocultan detrás de esta exaltación del “camino de en medio”. Un examen a fondo de la palabra que nos lleva a parajes insospechados.       Se presentó descaradamente y me puso nervioso. Estaba solo. Nadie podía darse cuenta. Pero no quise verla, como si fuese la intrusión de un comercial procaz. Tal vez estuvo antes, pero en la zona del reojo, donde tampoco quise verla. Era una pregunta necia, obscena, que no se iba, que exigía atención: ¿Qué hacer con los mediocres? ¿Por qué tantos maestros, jurados, editores, se sienten verdugos descalificándolos? La presión da lugar a desahogos confidenciales, a chismes, a chistes, pero nada más. ¿Por qué es enojoso analizar el problema? ¿Qué tiene de indecente? La medianía fue neutral, luego positiva, después negativa y ahora tabú.   La raíz indoeuropea medhyo corresponde en griego, latín, germánico a términos neutral

Fragmentos de la introducción - El Zoo Humano (1970)- Desmond Morris

Imagine usted un pedazo de tierra de treinta y cinco kilómetros de longitud y otros tantos de anchura. Represénteselo agreste, habitado por animales grandes y pequeños. Figúrese ahora un grupo compacto de sesenta seres humanos acampando en medio de este territorio. Trate de verse a sí mismo allí, como miembro de esta minúscula tribu, con el paisaje, su paisaje, extendiéndose en torno más allá de cuanto puede abarcar su vista. Nadie ajeno a su tribu utiliza este vasto espacio. Constituye su ámbito doméstico exclusivo, su terreno de caza tribal. Periódicamente, los hombres de su grupo se ponen en marcha en busca de presas. Las mujeres recogen bayas y frutas. Los niños juegan ruidosamente en torno al campamento, imitando las técnicas de caza de sus padres. Si la tribu prospera y aumenta de tamaño, se desgajará de ella un grupo que se dispondrá a colonizar un nuevo territorio. Poco a poco, se irá extendiendo la especie.   Imagine un pedazo de tierra de treinta y cinco kilómetros de

El Eclipse - Augusto Monterroso

Cuando fray Bartolomé Arrazola se sintió perdido aceptó que ya nada podría salvarlo. La selva poderosa de Guatemala lo había apresado, implacable y definitiva. Ante su ignorancia topográfica se sentó con tranquilidad a esperar la muerte. Quiso morir allí, sin ninguna esperanza, aislado, con el pensamiento fijo en la España distante, particularmente en el convento de los Abrojos, donde Carlos Quinto condescendiera una vez a bajar de su eminencia para decirle que confiaba en el celo religioso de su labor redentora. Al despertar se encontró rodeado por un grupo de indígenas de rostro impasible que se disponían a sacrificarlo ante un altar, un altar que a Bartolomé le pareció como el lecho en que descansaría, al fin, de sus temores, de su destino, de sí mismo. Tres años en el país le habían conferido un mediano dominio de las lenguas nativas. Intentó algo. Dijo algunas palabras que fueron comprendidas. Entonces floreció en él una idea que tuvo por digna de su talento y de su c

Fragmentos del Huerto Agnostico de Jose María Vagas Vila

"Este no es un libro para almas simples; lo comprendo; no ha sido mi sino, ese de encantar el beocismo gregario de las almas primitivas; otro es mi público; y, otro es el foco ávido de altas mentalidades que devora mis libros; formado este, de almas de selección, de almas complicadas, perplejas ante la vida, y, llenas de un grande ímpetu de vuelo; el papel de educador de muchedumbres, es arriesgado, casi siempre estéril e ingrato como todo pedagogismo… circunscribirse a ser un foco de imantación de almas, y productor de claridades intelectuales, es el deber de todo Pensador; esparcirse, diluirse, transfundirse en el alma de los otros; he ahí el deber; todo Pensador es un Conquistador de almas; un apacentador de espíritus en los prados de la Idealidad; pero las almas que a él vienen, deber ser almas libres, llegadas por los senderos de la Libertad a las confluencias tormentosas del Espíritu, donde hay un gran aposentamiento de tinieblas…; e